Odebrecht, el terremoto que sacude América Latina

La trama de sobornos salpica a mandatarios por toda la región

Luis Tejero
LuisTejero.com

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El ex presidente peruano Alejandro Toledo, en la campaña electoral de 2011.

El mayor escándalo internacional de sobornos de la historia amenaza con llevarse por delante a un nutrido club de presidentes y ex presidentes de América Latina. El terremoto de corrupción desatado por el gigante empresarial Odebrecht, con su epicentro en Brasil, sacude la región sin distinguir entre ideologías ni latitudes, desde Río de Janeiro hasta Bogotá y de Buenos Aires a Santo Domingo.

Los últimos afectados por los temblores del caso Odebrecht son el ex mandatario peruano Alejandro Toledo, en busca y captura por el supuesto cobro de 20 millones de dólares durante su mandato hasta 2006, y el actual gobernante panameño, Juan Carlos Varela, también sospechoso de haber recibido “donaciones” de la empresa en su campaña electoral de 2014.

Así se presentó el liberal Toledo, tras la época turbulenta del fujimorismo, en su toma de posesión ante el Congreso en julio de 2001:

“Seré un presidente implacable a la hora de luchar contra la corrupción que envenena el alma de nuestro país”.

Dieciséis años después, y ya desprovisto de inmunidad, la fiscalía pide 18 meses de prisión para él por haberse enriquecido a costa de la construcción de la Interoceánica Sur, la carretera que une Perú y Brasil. Según Odebrecht, el soborno llegó hasta Toledo a través de dos israelíes: su jefe de seguridad, que ejerció como intermediario, y un empresario amigo, en cuyas cuentas se depositaron los 20 millones de dólares.

El ex presidente niega toda responsabilidad y sus abogados se resisten a aclarar cuándo regresará al país, dado que reside en EEUU como profesor visitante de la Universidad de Stanford y en los últimos días se encontraba en París. El Gobierno ofrece una recompensa de 100.000 soles (unos 29.000 euros) por informaciones sobre su paradero.

“El Cristo de lo Robado”

La trama peruana del caso Odebrecht no termina en Toledo. El grupo brasileño ha admitido que pagó 29 millones de dólares entre 2005 y 2014, periodo que también abarca las gestiones del nacionalista Ollanta Humala, mencionado en las investigaciones por una donación electoral de tres millones y por el papel de su mujer en la licitación fraudulenta del Gasoducto Sur, y del socialdemócrata Alan García, salpicado por irregularidades en la adjudicación del metro de Lima.

Precisamente una de las polémicas obras inauguradas por García, el Cristo del Pacífico, se ha convertido estos días en objeto de protestas contra el ex presidente y sus controvertidos socios brasileños. “Odebrecht, fuera del país”, exige una de las pintadas a los pies de la estatua. Financiada por la empresa e inspirada sin demasiado acierto en el Cristo del Corcovado de Río, algunos limeños prefieren referirse a ella como “el Cristo de lo Robado”.

El actual jefe del Ejecutivo, Pedro Pablo Kuczynski, parece temporalmente a salvo del seísmo. Pero las pesquisas alcanzan hasta sus años como ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros con Toledo, y de momento ha sido citado a declarar como testigo para esclarecer sus reuniones con Odebrecht. Bajo una sombra de sospecha generalizada sobre la clase política peruana, la popularidad del centroderechista PPK se ha desplomado del 65% al 41% en cuestión de meses.

“Donaciones” bajo sospecha

Unos 2.000 kilómetros más al norte, en Panamá, otro presidente empezó a tambalearse en la noche del jueves por su implicación en el esquema por el cual Odebrecht financiaba costosas campañas a cambio de contratos públicos. La acusación contra el conservador Juan Carlos Varela procede directamente de su ex ministro Ramón Fonseca, socio del bufete de abogados que también dio origen al escándalo conocido como los “papeles de Panamá”.

Varela, en el poder desde 2014, respondió en una declaración de urgencia ante la prensa: “Las donaciones recibidas en mi campaña son contribuciones políticas, no sobornos. Ni un dólar ha sido para beneficio mío ni de mi familia”. Mientras el gobernante se defiende, sus dos inmediatos predecesores, Ricardo Martinelli y Martín Torrijos, también están acorralados por un escándalo que, según la propia Odebrecht, dejó 59 millones de dólares en sobornos en el país centroamericano.

Fin de ciclo

Panamá y Perú son apenas dos escenarios de la interminable telenovela rodada durante años en gran parte del territorio latinoamericano. Con largos y pegajosos tentáculos que rodean peligrosamente a líderes como el brasileño Michel Temer o el colombiano Juan Manuel Santos, el caso Odebrecht está destapando las turbias relaciones entre lo público y lo privado durante los años dorados de la región.

“Es el símbolo del fin de un ciclo de los empresarios capitalistas que prosperaron por su amistad con presidentes”, resume Claudio Porto, economista y presidente de la consultora Macroplan en Río de Janeiro. Queda por conocer cuántos de esos gobernantes acabarán entre rejas o, como mínimo, desalojados de sus palacios presidenciales.

Proyectos del grupo empresarial brasileño Odebrecht.

Preguntas y respuestas

El escándalo que tiene acorralados a algunos de los principales gobernantes latinoamericanos de la última década nació, en realidad, como una ramificación de la Operación Lava Jato, la investigación brasileña que lleva casi tres años destapando la inabarcable trama de corrupción en la semiestatal Petrobras. Sin embargo, el caso Odebrecht ha acabado adquiriendo entidad propia ante la dimensión de sus sobornos y la cantidad de países involucrados.

¿Qué es Odebrecht?

Fundada en la década de los 40 en Salvador de Bahía, la organización Odebrecht es un conglomerado empresarial de construcción, ingeniería y energía. Sus negocios han pasado de generación en generación, desde Norberto Odebrecht, patriarca y empresario a la antigua usanza, hasta su hijo Emílio, conocido por su habilidad para relacionarse con presidentes políticamente enfrentados como Fernando Henrique Cardoso y Lula da Silva, y, por fin, a su nieto Marcelo, hoy con 48 años y entre rejas desde 2015.

¿Cómo estalló el escándalo?

Fue Marcelo Odebrecht quien multiplicó la facturación del grupo en los tiempos de bonanza, entre la recta final de Lula y los inicios de Dilma Rousseff. Bajo su mando, la compañía llegó a tener más de 125.000 empleados en casi una treintena de países. Pero también fue él quien presidió su declive. Detenido por su participación en el esquema de Petrobras, el “príncipe” de la familia terminó condenado a 19 años de cárcel y no tuvo más remedio que desvelar ante los investigadores los secretos de sus oscuras relaciones con mandatarios brasileños y extranjeros.

¿A qué países y líderes afecta?

Odebrecht ha admitido haber pagado, entre 2001 y 2016, una avalancha de sobornos de 788 millones de dólares a partidos, funcionarios e intermediarios de una decena de países latinoamericanos y de las ex colonias portuguesas de Angola y Mozambique. Aunque el escándalo todavía no ha derribado a ningún presidente en ejercicio, la brasileña Dilma cayó en 2016 por una crisis relacionada en parte con la corrupción y su sucesor, Michel Temer, está amenazado por la inminente publicación de las confesiones de 77 directivos de la empresa.

Las ramificaciones de la trama también podrían causar nuevas turbulencias en la inestable Venezuela de Nicolás Maduro, en la vecina Colombia, donde Juan Manuel Santos es sospechoso de haber recibido un millón de dólares para su campaña, e incluso en Argentina, donde las acusaciones apuntaban hasta ahora a la era Kirchner pero ya empiezan a salpicar a un amigo de Mauricio Macri.

(Publicado en El Mundo el 11 de febrero de 2017).

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